Ingenieros mecánicos de Rice University de Houston Texas dieron el primer gran paso del siglo XXI dentro de la necrorobiótica, una nueva rama de la ciencia que usa los cuerpos de cadáveres como componentes para crear robots.
Este macabro desarrollo técnico es el primero en la historia, y utilizaron los cadáveres de las arañas lobo para formar una especie de «grúa» como las encontradas en el centro comercial cuyo premio suelen ser osos de peluche.
La razón de este particular enfoque científico es debido a cuestiones económicas: el uso del cuerpo de las arañas para levantar objetos pequeños y evitar dañarlos es más barato que las pinzas quirúrgicas o de precisión que comparten esa función.
¿Cómo lo lograron? En realidad no es nada de otro mundo: Las arañas en su posición de reposo, tienen las patas «cerradas» tal como se aprecia cuando se presencia la muerte de una de ellas. No obstante, las patas son extendidas al bombear líquido por las extremidades. Entonces hay dos posiciones, las patas contraídas cuando no se bombea líquido y las patas extendidas cuando si es bombeado.
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Con este conocimiento, los científicos utilizaron una jeringa que adhirieron en la espina del cadáver de la araña y con simples cambios de presión de líquido (sangre), tal como cualquier máquina hidráulica, abría y cerraba las patas permitiendo de esta manera, que el cuerpo tenga la capacidad de tomar objetos.
Los científicos de la universidad buscan continuar con el estudio: por un lado buscan lograr extender una sola de las patas a la vez y por otro quieren encontrar una manera en que el cuerpo no se descomponga tan velozmente. Cabe aclarar que el estudio sufrió cierto grado de controversia en los medios estadounidenses que los consideran poco ético o peligroso porque no existe un límite en esta nueva rama científica: más adelante, ¿el cadáver de qué animal utilizarán?
