Escenario Mercenario

Los ex combatientes volvieron a las calles a repartir comida caliente


Créditos a quien corresponda.

Los veteranos y ex combatientes de la Guerra de Malvinas de Rosario comenzaron nuevamente a distribuir alimentos calientes en las distintas calles de las urbe. Julio Más, integrante de la filial local y ex combatiente, conversó al respecto con Escenario Mercenario.

«En nombre de todos mi compañeros, porque siempre somos cuatro o cinco cuando enfocan al camión o a la cocina, atrás hay mucha gente trabajando desde las 10 de la mañana cortando las verduras, la carne o el pollo, preparando la cocina limpiándola, prendiendo el fuego que es a leña«, dijo al recibir un agradecimiento por todo lo que están haciendo año tras año.

Según relató, logran cumplir con todo esto entre muchas personas, incluso con la Generación Malvinas, que son los hijos de los veteranos. Desde las 19 horas comienzan con un recorrido por Rosario dejando en cada lugar que haya personas en la calle que acepten, un plato de comida caliente.

«Hace 20 años que lo hacemos firme, pero hace unos cuantos años atrás la Municipalidad de Rosario contribuye con los insumos, tanto sea el comestible como el combustible del camión, después todo lo otro lo ponemos nosotros ad honorem», confió.

Julio hizo un poco de historia: «Cuando empezó todo no estamos bancados por el Estado y al ver el hambre que tenía la gente acá y los padecimientos, eran muy similares a los que habíamos tenido en la guerra, y no podíamos ver a la gente comiendo de la basura».

Agregó que «salíamos con una olla atrás de una ‘Renoleta’ y poníamos lo que juntábamos, hacíamos una vaquita, el almacén de la esquina donaba fideos, Doña Tota donaba cebollas y así«, manifestó.

Contó que «luego llegó el camión que es modelo 1982, mira que paradoja y luego llegó la Cocina de Campaña que donó el Ejército Argentino«.

«Cuando no teníamos para hacer una comida salíamos con mate cocido caliente. Muchas veces salíamos para dar a comer pero no teníamos combustible para salir en camión, entonces los muchachos juntaban cartones y los vendían y con eso cargábamos combustible para la noche«, dijo.

«El camión nunca va a parar porque cuando nos duelan las rodillas para subir, van a estar nuestros hijos», concluyó.

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