En menos de dos días el escándalo «llamó» a Gran Hermano. O le mandó un mensaje de Whatsapp: la producción del programa habría encontrado un teléfono celular -supuestamente ingresado por un participante- y semejante violación al reglamento del realitie provocaría una sanción: la ex diputada Romina Uhrig podría ser expulsada del certamen en caso de que se confirmen las sospechas de que fue ella la que entró con el dispositivo móvil.
Las cámaras que transmiten las 24 horas en vivo (en Telefe sólo se ve un editado) debieron ser apagadas para que la producción pudiera realizar «una requisa» de las pertenencias de los jugadores.
El objetivo era claro y uno solo: comprobar si era verdad o mentira que uno de los «jugadores» ingresó con un teléfono celular, algo que está terminantemente prohibido por el reglamento.
Todo indica que el «allanamiento» dio resultado positivo, y la sindicada como responsable de la «flagrancia» habría sido la ex diputada Romina Uhrig, quien sería expulsada del juego en menos de una semana. Se dice, también, que podría ingresar uno de los suplentes.
