El 27 de agosto de 1991 fallecía uno de los íconos de la televisión argentina del siglo XX, Martín Karadagián. De ascendencia armenia, pero con nacionalidad argentina, el luchador trascendió en la cultura popular nacional como el creador y protagonista de «Titanes en el ring», el primer show de lucha libre del país que llamó la atención de niños y adultos por igual.
Desde Escenario Mercenario, conversaron con Paulina, hija de Martín Karadagián. «Gracias a todo el público, él está más vivo. Para mí no es un aniversario de fallecimiento sino verlo como el día en el que decidió convertirse en leyenda», detalló.
El camino de Karadagián hacia su condición de ídolo se remonta a la década del 40, cuando después de años de hacer changas y trabajar en una carnicería del barrio para aportar lo suyo a un hogar empobrecido que compartía con su padre armenio y su madre española, puso un pie dentro del icónico estadio Luna Park del bajo porteño.
«Vi distintos medios periodísticos de distintos sesgos políticos, y lo único que hacían era hablar bien, y dije, necesitaríamos miles para que se terminen las peleas de todos lados», contó, haciendo referencia a su infancia y a la de muchas personas.
En aquel entonces, Karadagián, con su contextura inesperada pero llamativamente pequeña en relación a sus colegas pero dejando salir sus dotes actorales, logró hacerse un lugar entre el equipo de «catch» que entrenaba en el lugar, liderado por «El Hombre Montaña» y el polaco Karol Nowina.
Hoy, su hija, junto a otras luchadoras y otros luchadores, hacen todo para mantener vivo el recuerdo. «Papá empezó siendo malo, pero era el malo que todos amaban odiar, era medio cómico en sus reacciones de pedir perdón de rodillas y correr de rodillas de una punta a la otra en el ring, en sus comienzos. Después, cuando nací yo, el hizo el viraje a bueno porque decía que no podía soportar la mirada de decepción mía de saber que su padre era malo«, contó.
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